jueves, 5 de febrero de 2009

EL FORO SOCIAL MUNDIAL (FSM) DE PORTO ALEGRE VISTO DESDE CHILE

Artículo firmado por José Frías y Oliver Klein Bosquet en Nou Cicle

Chile está viviendo hoy día una etapa de suma debilidad en cuanto a la organización social y política. El Presidente Lagos es un socialdemócrata inteligente aunque el problema que no puede superar sea el de la falta de coraje para mantener su autonomía ante el miedo de perder la cuota de poder que administra. En definitiva, se puede decir que Lagos está haciendo la política que le marcan los empresarios, y entonces se está comportando como el gobierno más derechista. Además, no te olvides de que Chile tiene una serie de amarres que dejó la dictadura de Pinochet que hace aún más difícil la gobernabilidad democrática del país. No olvidemos que seguimos con la Constitución que elaboró el mismo Pinochet.
La pregunta que nos interesa responder es si la crisis que vivimos termina, empezamos a remontar la misma o si aún nos estamos debilitando más. La situación de Chile es un interesante tema a investigar, pues si bien hay nuevos movimientos sociales (los movimientos indígenas, la sección nacional de Attac, asociaciones culturales, asociaciones juveniles, grupos reivindicativos de homosexuales, etc.), la gran mayoría de la población vive la consecuencia de veinticinco años de “pinochetismo” y doce años más de situación irregular de post-dictadura en un ambiente neoliberal a ultranza. Los efectos del imperio de la doctrina económica neoliberal en Chile conllevan: precariedad en los empleos, horarios de trabajo esclavistas, sueldos miserables, si nos referimos al mercado laboral, y, sin embargo, una cultura consumista e individualista que no se corresponde para nada con la tradición chilena, el modelo de participación y la organización adquirida en otros tiempos.
En el contexto dibujado, bajo nuestro punto de vista, la participación en el Foro Social Mundial, y la integración en la dinámica que de él se desprende, supone para los movimientos sociales de base chilenos, a grandes rasgos, lo siguiente:
1) Adquisición de una responsabilidad con las luchas internacionales, a menudo desconocidas en nuestro país, por razones del control de la información por unos pocos y poderosísimos grupos económicos;
2) La sensación de que existe una fuerza increíble en el Foro Social Mundial (FSM), igualmente extrapolable a todo el pueblo anfitrión, el brasileño, ya que Chile como país resulta estar muy aislado cultural y socialmente de otros pueblos y movimientos latinoamericanos como pueden ser los de Argentina, Colombia, Bolivia, Ecuador o Venezuela.
3) Todo lo anterior nos hace reflexionar profundamente en nuestro país y nos vemos obligados a buscar desde el punto de vista impulsor y desde esta nueva convergencia internacional, la forma de mostrarnos como parte de este caudal de energía. La tarea no es fácil aunque imprescindible.
Y en ello estamos ya inmersos. El día 15 de febrero, como en todo el mundo, en Chile, los participantes del Foro Social Mundial (FSM) de Porto Alegre, junto a mucha otra gente se manifestaron por innumerables calles y plazas de las capitales más relevantes del país, gritando no a la guerra y criticando la arrogancia de los agresores e impulsores de la misma.
Quizás la guerra no la podamos parar a estas alturas, pero lo que está claro es que el crecimiento de nuestra fuerza, nuestra manifestación en contra del nuevo “Imperio” y sus acólitos, y a favor de la vida de los excluídos de todo el mundo, crece y va a más día a día. No hay vuelta de hoja y debemos estar orgullosos de ello.

(FEBRERO DE 2002)

Por José Frías, Miembro del Comité Chileno de Solidaridad con Monseñor Óscar Romero, en colaboración con Oliver Klein Bosquet, Analista del Observatorio DESC.

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