domingo, 8 de febrero de 2009

OCTUBRE BONITO

Correspondencia con la arquitecta Carmen Daly desde Venezuela

Cuando mi amiga venezolana, la arquitecta Carmen Daly, me visitó en julio, en Barcelona, ya me comentó algo sobre la posibilidad de que se dieran en el futuro continuas manifestaciones, cada vez más bien organizadas, contra el inquilino del poder en su país, Venezuela, que no es otro que el populista Hugo Chávez. Cuando meses más tarde me llegó un correo suyo desesperado entendí que lo que vemos en la televisión a diario puede traducirse en un sufrimiento cotidiano de los protagonistas, y mío mismo en particular, al conocer ahora de primera mano sus sufrimientos. Políticamente no me gustaría ubicar a Carmen, entre otras cosas porque sus palabras, con las que ponía fin a su último mensaje, son por sí mismas, reveladoras: “Chávez no es la causa de todas las protestas y violencia que está viviendo el país; Chávez es la consecuencia de décadas de injusticia social, corrupción política y autoritarismo de apariencia democrática”.

Después de unos días refugiada en casa de mi suegra y de leer algunos correos electrónicos, en el seno de mi familia que nos preguntamos que sucede en nuestro país. No sé por donde comenzar, tal vez por el final.
La Plaza Altamira, a dos calles de mi casa se ha declarado territorio en rebelión, es decir, desobediencia civil, hasta hoy lunes, durante seis días. Se acogen (nos acogemos) al artículo 350 de la Constitución Venezolana cuyo texto no tengo a mano, pero dice algo así como “que el pueblo tiene derecho a la desobediencia civil si considera que su gobierno no cumple con sus responsabilidades.”
Empezó el martes a las 6:00 pm, después de una huelga general de doce horas el lunes; dieciocho oficiales se presentaron en la plaza e indicaron que no se irían hasta que Chávez renunciara o se iniciaran los procesos necesarios para convocar nuevas elecciones. Muchos de estos oficiales tuvieron participación en el colapso público del 10 de abril. Otros muchos, son nuevos oficiales de alto y mediano rango que se han adherido a esta protesta en vista de los abusos de poder de este gobierno. En resumen, nos encontramos con civiles y militares reunidos en protesta pública. Al principio, todos pensábamos que era muy romántico pero que se acabaría pronto; para nuestra sorpresa, no sólo no se ha acabado, sino que el movimiento de protesta se ha transformado en la Asamblea de Ciudadanos más grande que se haya realizado jamás en Venezuela. Yo que escucho “en directo” los mensajes de los que hablan por el micrófono, sin interrupción de propagandas de la tele, puedo certificar que se trata de una “catarsis” pública. Lloran, se quejan, dan mensajes de esperanza; entre ellos, abuelitas, minusválidos, niños; MUCHOS somos los que estamos pidiendo un desenlace final e inequívoco: que Chávez se vaya.
Es por supuesto un deseo muy ambicioso, pero cuando se analiza con un poco de frialdad macroeconómica lo que pasa en Venezuela, vemos que el Estado ya no existe. Ninguna institución pública funciona, los poderes públicos están secuestrados por parte del sector oficialista, el presupuesto gubernamental está tan sobre-dimensionado; que ni siquiera nuestra jugosa renta petrolera lo puede cubrir y la mayor parte del sector privado de economía venezolana está cerrado. La pregunta que nos hacemos todos es “hasta cuando aguantará el Estado antes de llegar a su colapso estrepitoso”; realmente tememos que sea en forma de violencia social.
Para ello, nos preparamos; en el colegio de los niños hemos establecido mecanismos de emergencia y seguridad para evacuar en el caso de que se produzcan saqueos o actos violentos. Realizamos la previsión de comida y agua en cada salón, a partir de organizar redes de comunicación entre los padres. Nuestra vida se mantiene en vilo alrededor de que se produzca una posible emergencia. Ya nos acostumbramos, la despensa está llena de latas de comida y agua. Intentamos que la vida siga lo más normalmente posible.
Lo que sí es cierto es que sé de verdad que cuando Chavéz se vaya, se solucionaran DOS problemas: el secuestro de los poderes públicos y el desorden gubernamental. Nos quedarán: el 70% de la población en situación de pobreza crítica, el renacimiento de los odios entre clases sociales, el Estado colapsado, el presupuesto insuficiente y las empresas privadas cerradas.
Ganaremos algo también, la responsabilidad política de los ciudadanos, la conciencia del trabajo en equipo, la consolidación de los poderes ciudadanos, la responsabilidad sobre el gasto público, que es de todos y no del gobierno de turno, entre otras muchas cosas.
No sé si los grupos políticos tradicionales han aprendido algo, o están a la espera de otra oportunidad para apropiarse de “lo público”. Esperemos aprender la lección, aunque sé que aún nos falta madurez, aunque deseo que no se trate de una madurez con dolor y sangre.

(Caracas, octubre de 2002)

1 comentario:

Benito dijo...

En algo estoy muy de acuerdo desde hace tiempo, Chavez es consecuencia de las cada vez mayores diferencias sociales, y esa situación, debemos aprender es insostenible en cualquier sociedad, incuso la nuestra. Es el mayor peligro de la democracia y de una sociedad libre, tambien la crisis actual es en gran parte consecuencia de ello. Porque eso es lo que creo soy socialista, pero parece arraigado que el libre mercado, y la desaparicion de la intervencion del estado molestan a la libertad. No solo Venezuela, otros paises como vemos tambien en Bolivia, sufren procesos parecidos, exitos sorprendentes en paises de mayor historia democratica tambien nos lo indican, así nos sorprendemos de exitos electorales populistas como Gil en España o partidos semi, o claramente fascista en Europa (Belgica, Austria, Francia) pero no cambiamos a ua politica de liderazgo social y solidario.