lunes, 17 de agosto de 2009

ECUADOR 2

La Llegada: Domingo 19 de agosto

He llegado a Ecuador en un avión de Iberia, ahora ya son muchos los que utilizan KLM. Es domingo, creo, porque estoy un poco desorientado. Tengo dos direcciones, la de la oficina de la Fundación para la cual voy a trabajar, en la calle 10 de Agosto, y la de la casa donde supuestamente voy a dormir, en la calle Princesa Toa, en el Barrio de la Magdalena.

Finalmente, por casualidad, porque pregunto, me encuentro con otra voluntaria que ha viajado en el mismo avión que el mío pero que no he conocido hasta ahora. Se llama Katia y es suiza. Otra voluntaria belga, Catherine, tenía que haber llegado hoy pero parece que va a venir mañana. Estas son las ventajas del correo elctrónico, ya que antes de iniciar el viaje tuvimos ocasión de escribirnos y contatar virtualmente unos con otros.

Para introducirme, en el viaje he venido leyendo un libro del Premio Nóbel guatemalteco de 1967 Miguel Ángel Asturias, concretamente El Señor Presidente. He leído de Carlos Fuentes, y puedo confirmarlo: „Asturias es uno de los grandes renovadores de la novela latinoamericana. Asturias deja de tratar al indio de una manera documental, para penetrar la raíz mágica, la raíz mítica, a través del lenguaje que hablan de esos seres. En las novelas de Asturias hay una constante personalización, a través del lenguaje, d epueblos tradicionalmente anónimos. Y esto me parece de una importancia extraordinaria“. Guatemala, como Ecuador, cuenta con un porcentaje elevado de población indígena infravalorada. En los últimos tiempos han llegado a España y a Europa muchas noticias de la Confederación Nacional de Indígenas Ecuatorianos (CONAIE) liderada por Antonio Vargas. Sé que hay otras figuras indígenas relevantes, como las diputadas Nina Pakari o Rosa Gualongo, y el propio Segundo Tituaya, alcalde de Cotacache, cerca del popular Otavalo, condecorado recientemente por su trabajo social a cargo de los Emiratos Árabes Unidos. ¡Me lo cuentan y casi no me lo creo! En Ecuador vale la ecuación popular de cuarenta por ciento de indígenas, cuarenta por cienro de mestizos y catorce por ciento de blancos; me imagino entonces que el resto está compuesto supuestamente de africanos, porque se ven y mucho, o quizás fallen directamente los números teóricos, que no sean los reales, como suele ocurrir en muchos de los países considerados pobres. Desde luego, la mayoría de las veces esta ecuación popular no equivale a la ecuación oficial, y prefiero no volverme loco haciendo cuentas. Antes de llegar también he querido informarme sobre cómo está organizado administrativamente el territorio. Existen cuatro regiones marcadas: la Sierra, la Costa, el Amazonía y la Provincia Insular de Galápagos. Ahí van esos nombres que vamos a escuchar a partir de ahorita mismo: Esmeraldas, Carchi, Imbadura, Pichincha (donde se encuentra Quito), Manabí, Cotopaxi, Los Ríos, Guayas, Bolívar, Chimborazo, Canar, Azuay, El Oro, Loja, Napo, Pastaza, Morona Santiago y Zamora Chinchipe. Las regiones más fuertes si nos referimos a población y economía son Pichincha, Bolívar y Chimborazo, aunque en la Costa, negra por el color de algunos muchos de sus habitantes, resaltan Esmeraldas, Manabí y el Guayas. Las fronteras con Perú, motivo de múltiples conflictos armados, las marcan el Protocolo de Mosquera Pedemonte de 1830 y el Protocolo de Río de Janeiro de 1942.

El aeropuerto de Quito es el más pequeño que yo haya visto nunca entre las capitales mundiales. Una vez recogida una de las maletas que llega desde Frankfurt-Barcelona-Madrid, ya que la otra se ha quedado en el camino, enseguida observo que desde la centralita de la cooperativa de taxis me están haciendo señas. Me han reconocido y ya me está esperando Katia. Sólo tenemos que pagar y nos van a llevar hasta el sitio donde nos esperan los responsables de la Fundación.

Como siempre he llegado de noche, casi sin tiempo de hablar, meditar ni mirar por la ventanilla del taxi; me he metido en una casa desconocida, he saludado a quien había delante, me han indicado donde podía dormir, junto a otros dos chicos, y efectivamente eso es lo que he hecho. ¡Hasta mañana!

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