sábado, 15 de agosto de 2009

ECUADOR: VERANO DEL AÑO 2001

A continuación empiezo la narración en una serie ordenada de algunos de mis viajes. En este caso nos transportamos a Ecuador, el país. El tiempo es el año 2001. Las personas son gentes interesantes que nunca olvidaré, muy importantes para mi desarrollo como persona que se preocupa de lo humano.

„Me siento piedra mojada en el centro de un río,
y me mojo ahora más que nunca.
Ahora que llueve duro y que el agua
me arrastra, vivo en ella.
Y la que viene aún de más arriba
me hace soñar.
Porque llueve a borbotones,
como una sabana que me limpia, empuja y arroja.

Había sido barro.
Ahora soy como esa piedra que lo observa todo,
que no se mueve porque ha nacido aquí
y no puede cambiar su destino irreversible.
Absolutamente soy el centro de todo, con el alumbre
de una puesta de sol roja
que me cae encima poco a poco,
pero muy pesadamente,
mas sin remedio, mientras las mariposas
de colores abandonan mi compañía
y me dejan de nuevo sin matiz.

Me quedo sin calor ni oigo ruidos,
de todas las músicas, de todos los tamaños, ausente,
olvido como siempre había sido.
Tengo mucho frío, aunque en el fondo me gusta,
pero nadie puede evitar el hecho de que me haya quedado solo
y sin nada, con el mundo pequeño alq ue amo.

En este mismo río en otros tiempos se han bañado indios.
Y mujeres han hecho el amor con sus hombres.
Se han mezclado y siempre se han encontrado
todas las culturas del universo.
Siempre queda pues algo de fuego, que es la historia misma,
y hay que encontrarlo en la armonía del Ahora.“

(Agosto del 2001)

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