jueves, 8 de octubre de 2009

REPÚBLICA DOMINICANA 12

1 de Agosto: Retomamos el hilo de mi estancia diaria en Dominicana

Hoy me ha costado mucho levantarme. Me he levantado pensando en la chica de Nueva York que tuve la suerte de conocer ayer. Paseamos largo, por la noche, en medio de casas y calles inhóspitas, además de peligrosas. Las gentes nos miraban como si fuéramos algo exóticos, más bien complacientes. No hablamos mucho, nos miramos mucho y nos tocamos. Al finalizar el largo paseo creo que los dos comprendimos que esa relación que había nacido hacía unas horas no podía funcionar. Seguramente ella se había dado cuenta de que yo no era un norteamericano como los conocidos. Yo pensé que ella estaba inmersa en una profunda crisis de identidad y que seguramente no congeniaríamos en casi nada. Todo pese a su belleza negra.

Hoy en el Politécnico hablamos del importante rol de la juventud en la sociedad. La Pastoral Juvenil en este caso es quien se muestra más activa. Las demandas reales de los jóvenes giran en torno a la necesidad de información y de recursos para paliar sus problemas relacionados con las drogas, el sida, la delincuencia, la falta de trabajo y las dudas existenciales. Existen programas interesantes que se están llevando a cabo como es un programa de asistencia legal a reclusos. Igualmente existe el denominado programa “Yo también” destinado a los niños de la calle. Daysi, entre nosotros, por ejemplo, se ocupa del Centro de Acogida a la Vida, que trabaja con chicas que han vivido embarazos no deseados y se proponen abortar. La religión sin duda ocupa un lugar muy destacado en la isla y por consiguiente sus creencias sobre el significado de esta problemática influyen definitivamente en el trabajo del centro. Durante el último Día Nacional de la Juventud, el 31 de enero, Día de San Juan Bosco, se realizó asimismo la actividad “Sonrisas para vivir” encargada de hacer publicidad sobre los derechos de la niñez.

Hoy me doy cuenta, en mi continuo estado de reflexión desde que me encuentro en la Dominicana, de lo entrañable y curioso que puede llegar a ser su carácter, y eso lo veo reflejado, por ejemplo, en su gusto mismo por la discusión y las ganas habidas por expresar una opinión propia en cada momento. En general, los dominicanos le dan mil vueltas al mismo asunto, promueven el debate y enfrentan propuestas sólo por placer, parece. Además influye en este proceso el que sean en general muy maniáticos, respetuosos por otro lado, sólo hasta el punto en que se puedan creer ofendidos. Entonces me quedo con mis pensamientos en torno a “la importancia del saber escuchar”.

La tarde la pasamos en Plaza Central, un lugar muy pintoresco situado en los barrios de clase alta y gente rica. Y es que las chicas tienen necesidad de comprar algunos utensilios de los que se han hecho dependientes. Finalmente, por lo de recordar una tarde en Barcelona o lo de imaginarse otro tipo de tarde en San Francisco, terminamos en un cine, rodeados de extranjeros y de algunos dominicanos no demasiado simpáticos, sufriendo el terrible film “Twister”. Bien evidentemente, en inglés.

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