sábado, 17 de octubre de 2009

REPÚBLICA DOMINICANA 18

7 de Agosto: De las Teresianas y del Cibao

Por la mañana he seguido con los mismos pensamientos de ayer, aún queda algo de tiempo para marcharme y ya estoy sintiendo que me falta esta gente que me envuelve irremediablemente.

Nuestra actividad en el día de hoy se ha concentrado en la visita a la comunidad de hermanas de la Institución Teresiana Madre Pina en Santo Domingo. En su casa nos encontramos con una pareja de Barcelona que ha venido para adoptar a un niño de año y medio que se haya enfermo; tras un pleito ganado contra la Generalitat. La hermana Carmiña me ha parecido muy simpática; es mallorquina y me habla en mallorquín, aunque de padres gallegos y con familia en Barcelona. La hermana Venecia se encarga de la cocina. Noris y Javita son religiosas dominicanas.

Después hemos decidido ir a cenar al Conuco, un restaurante muy conocido y caro, decorado como si se encontrara en el Cibao. Allí se bailan danzas tradicionales, casi siempre sobre una botella de ron, que claro antes ha sido bebida. Toda la comida, la decoración y el lenguaje del local es cibaeño. El Cibao representa al orgulloso campesino dominicano casi extinto. El Cibao es un cuarenta por ciento del territorio dominicano, rico en recursos naturales. Allí se encuentra el complejo azucarero más importante del país, en la zona de La Romana, propiedad de una empresa de los Estados Unidos, en la zona franca suroriental de la isla. Para llegar a dicho restaurante en una zona residencial muy bonita de la ciudad hemos sufrido de nuevo las inconveniencias de estar de visita en el país gobernado por Balaguer. El Presidente ha demorado, con su paseo habitual por la tarde, nuestra llegada al restaurante. Se ha cortado el tráfico y una comitiva de rolls-royces protegida por militares y policías nos ha pasado por delante. La vuelta a palacio suele producirse a las diez y media de la noche. No salir entonces.

Chivo, cangrejo, merluza, batata frita, longaniza, piña, toronja, lechosa confitada, coco con batata, te con canela y limoncillo. No he querido beber cerveza con las chicas; no es lo mismo.

A la vuelta me espera ahora una buena noticia: Helena está nuevamente embarazada y ya se está hablando sobre la celebración del nacimiento y del bautizo. Quieren hacerme padrino.

Dejando a un lado los duros problemas económicos, políticos y sociales que obligan al país dominicano, sus habitantes se reúnen para compartir las alegrías de las fiestas colectivas; son la vitalidad y la alegría propias de los isleños antillanos que se expresan con fluidez a través del ritmo y el baile.

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