sábado, 3 de octubre de 2009

REPÚBLICA DOMINICANA 11

Reencuentro con la historia: a propósito de Juan Bosch, Cambrils y Tortosa.

A mi vuelta del viaje iniciático a República Dominicana tuve la suerte de seguir "viviendo" ese mismo país desde la lejanía. Cuando llegué a conocer a Matías Bosch nieto del que fuera Presidente de la República, en representación de la Fundación Juan Bosch, y gracias a nuestro amigo común Freddy, estudiante de posgrado en Valencia, tuve la ocasión de invitarle a mi ciudad Cambrils. Resulta que Don Juan Bosch era hijo de padre tortosino y ahora que pronto se celebraría el Centenario de su Nacimiento, el gobierno de Leonel, del mismo PLD, estaría interesado en reivindicar su historia personal. Leyendo las obras regaladas por Matías llegué a entender y apreciar a uno de los personajes más interesantes del Caribe latinoamericano.

La inmensa mayoría de los libros de ficción que escribió fueron publicados en el extranjero. O sea, tienen un país de origen distinto a República Dominicana. La respuesta está en que Juan Bosch vivió una vida de exilio, en distintos países de América y Europa. En su caso, el peor y más destructivo: Un exilio político.
Así, la vida de Juan Bosch tuvo un relativo sosiego cuando regresa de manera definitiva a República Dominicana en 1971. En adelante, los viajes serían de tipo cultural: conferencias, congresos de literatura, recibo de honores y distinciones de alta calidad. Entre ellos, el doctorado Honoris Causa en Letras que le concedió la Universidad de Nueva York, de los Estados Unidos.

El nombre de Juan Bosch está indisolublemente asociado al cuento. En cambio, la producción de ficción es mínima. Sí, un punto luminoso en el horizonte de su impresionante obra literaria. Esa constante lleva a desarrollar bajo el formato de preguntas y respuestas el acercamiento a la férrea disciplina de trabajo de Juan Bosch y el fruto que deja un humanista que antes ya era maestro del cuento en Hispanoamérica por parte de su mejor biógrafo, Rafael García Moreno.

Juan Bosch era muy joven cuando se marcha al exilio, ¿qué fuerza lo hizo tomar esa decisión de abandonar el país?
Esa fuerza se llamó templanza. En el país gobernaba Rafael Leonidas Trujillo, que entonces había puesto su atención en Juan Bosch y quería llevarlo de diputado al Congreso. En una ocasión el propio Juan Bosch dijo que tomó la decisión de irse del país a raíz de una conversación que hizo con Mario Fermín Cabral, padre del poeta Manuel del Cabral.
En realidad, a Juan Bosch, que ya había empezado a llamar la atención de Trujillo, no le convenía vivir en Santo Domingo. En la Era la política se hacía cada vez más abominable. Así que él se dijo: En República Dominicana no hay garantía de vida, ni de acción. El campo resulta demasiado estrecho y me parece desacertado gastar sin provecho los mejores años de mi juventud, único tiempo en que se puede y se debe viajar e instruirse en el extranjero.
A la edad de veintisiete años Juan Bosch, apenas con un tercer año de la educación secundaria, o sea, sin un título de Bachiller, viajó a Puerto Rico. Era el 1938 y se estableció en San Juan con el propósito de emplearse y abrirse camino con su joven y corta familia: él, su esposa, Isabel García, y los hijos León y Carolina.

¿Hay alguna información sobre los países en que vivió y qué aportes hizo a cada uno?
En su niñez vivió en Haití; luego, muy joven, va a España. En su juventud se quedaría a vivir varios meses en Puerto Rico. Así, en períodos de actividad política y cultural conoce Costa Rica, Cuba, Venezuela, Chile, España y Argentina, países en los que se educó de manera autodidacta y a los que aportó también sus conocimientos y sus dotes de gran humanista, escritor y político. La publicación de su obra se hizo más profusa en Cuba y Chile y Venezuela.

¿En qué año regresa Juan Bosch a República Dominicana?
El retorno se produce casi treinta años después, en diciembre de 1961, atendiendo una oferta del entonces Presidente dominicano. Una vez en Santo Domingo pasa a dirigir los trabajos políticos del Partido Revolucionario Dominicano, que presenta su candidatura a la Presidencia de la República. Gana las elecciones, pero en 1963 un golpe militar derroca el gobierno que encabeza y sale de nuevo al exilio. El último país donde vivió es España, donde permaneció hasta el momento de su regreso definitivo, en 1970.

¿Quiénes formaban el entorno intelectual y literario de Juan Bosch?
En Santo Domingo hizo amistad con Pedro Henríquez Ureña, cuando vino de funcionario de Trujillo y ocupó la Intendencia General de Enseñanza, de quien recibió una valiosa tutoría intelectual y literaria. Época en la que tuvo acceso a la biblioteca del humanista y allí leyó los cuentos de Horacio Quiroga. A esos años corresponde su amistad con Manuel del Cabral, y que luego afianzó en Chile, cuando el autor de “Compadre Mon” ocupo un puesto diplomático. En el extranjero tuvo el privilegio de trato con las más grandes personalidades de las letras españolas e hispanoamericanas de su época, entre ellos Rómulo Gallegos, Gabriel García Márquez, Julia de Burgos, Camila Henríquez Ureña, Miguel Otero Silva, Nicolás Guillén y Julio Cortázar.

¿En qué género de la literatura hizo sus mayores aportes Juan Bosch?
En el ensayo, sin ninguna duda. Género en el que debemos citar los libros y asientos bibliográficos, con el propósito de facilitar su apropiada consulta. Así tenemos: Indios: apuntes históricos y leyendas. Santo Domingo: Editorial La Nación, 1935. Mujeres en la vida de Hostos. Puerto Rico: Edición de la Asociación de Mujeres Graduadas de Puerto Rico, 1938. Hostos, el sembrador. La Habana: Editorial Trópico, 1939. Cuba, la isla fascinante. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1955. Judas Iscariote, el calumniado. Santiago de Chile: Editora Prensa Latinoamericana, 1955. Apuntes sobre el arte de escribir cuentos. Caracas: Revista Shell, 1958. Trujillo: causas de una tiranía sin ejemplo. Caracas: Edición Librería Las Novedades, 1959. Simón Bolivar: biografía para escolares. Caracas: Editora Escolar, 1960. David, biografía de un Rey. Santo Domingo: Colección Pensamiento Dominicano, 1963. Apuntes para una interpretación de la historia costarricense. San José de Costa Rica, 1963. Crisis de la democracia de América en la República Dominicana. México: Centro de Estudios y Documentación Social, 1964. Bolívar y la guerra social. Buenos Aires, 1966. El Pentagonismo, sustituto del imperialismo. Santo Domingo: Publicaciones Ahora, 1967. El próximo paso: dictadura con respaldo popular. Santo Domingo: Publicaciones Ahora, 1969. De Cristóbal Colón a Fidel Castro: El Caribe, frontera imperial. Madrid: Ediciones Alfaguara, 1970. Breve historia de la oligarquía. Santo Domingo: Publicaciones Ahora, 1970. Composición social dominicana. Santo Domingo: Colección Pensamiento y Cultura, 1970. El Napoleón de las guerrillas. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1976. Viaje a las antípodas. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1978. Conferencias y artículos. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1980. La revolución de abril. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1980. La guerra de la Restauración. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1980. Clases sociales en la República Dominicana. Santo Domingo: Editora Corripio, 1983. Capitalismo, democracia y liberación nacional. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1983. La fortuna de Trujillo. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1985. La pequeña burguesía en la historia de la República Dominicana. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1985. Capitalismo tardío en la República Dominicana. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1986. Máximo Gómez: de Montecristi a la gloria. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1986. El Estado, sus orígenes y desarrollo. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1987. Textos culturales y literarios. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1988. Dictaduras dominicanas. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1988. Póker de espanto en El Caribe. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1988. 33 artículos políticos. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1988. El PLD, un nuevo partido en América. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1989. Temas económicos. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1990. Breve historia de los pueblos árabes. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1991.

En cuanto a la literatura de creación, ¿qué aportes hizo?
El fuerte de Juan Bosch se halla en la literatura de creación. Trabajó con mayor éxito y más dedicación el cuento, la novela y con bajo perfil la poesía. En este género, un poema de él "La gaviota" se hizo célebre y con música de Julio Gautreau ya tiene una exquisita fama en República Dominicana. En 1936 publicó la novela La Mañosa. A finales de la década del cincuenta publica sus últimos relatos en tres libros que titula Cuentos escritos antes del exilio, Cuentos escritos en el exilio, y Más cuentos escritos en el exilio.

¿Qué edad tiene el maestro en la actualidad y cuál fue su última obra publicada?
La última obra que publicó a nivel continental se titula: Cuentos más que completos, que hizo Alfaguara en el 2000. Ahora, en la República Dominicana, se presentó recientemente: Premio Nacional de Literatura, publicación que hizo la Editora Corripio, en 2001. Ahora, si Juan Bosch nació el 30 de junio de 1909; de continuar viviendo, en la actualidad tendría 100 años.
La vida no le permitió llegar a esa edad. No pudo coronar el siglo de existencia, pero mientras vivió llevó una vida ejemplar. Una vida ejemplar que hoy podemos reconocer como un impresionante legado a la humanidad.

jueves, 1 de octubre de 2009

REPÚBLICA DOMINICANA 10

Introducción a la política dominicana

Poco antes de llegar yo a la isla se habían producido elecciones presidenciales y tras muchos años de dictadura de Trujillo y de gobiernos de Balaguer ganó el candidato del Partido Liberal Dominicano (PLD), Leonel Álvarez. De su partido debemos decir que bebe de una tradición revolucionaria y de oposición a los regímenes anteriores a partir del lideraje de Juan Bosch, que llegó a ser por poco tiempo Presidente del país; efectivamente hasta que le echaron los norteamericanos tras invadir (ésta una más) la isla. Actualmente, pese a esa herencia, el PLD parece haberse vendido al nuevo pragmatismo neoliberal, y sus líderes son jóvenes abogados y economistas educados en Harvard, caso de Leonel y de su Vice David Fernández Mirabal. El partido balaguerista, muy unido a su vez a los colaboradores de Trujillo, es el Partido Reformista Social-Cristiano, derecha pura y dura, en esta ocasión liderado por un empresario que dio su apoyo a la investidura, tras una segunda vuelta de votaciones, del actual Presidente. El Partido de la Revolución Dominicana (PRD) es un partido socialdemócrata que incluye a los sectores más humildes y progresistas del país. Bajo el liderazgo del carismático Juan Peña Gómez llegó a su punto más álgido cuando en 1994 estuvo a punto de ganar las elecciones, pero un repentino apagón de luz cambió el devenir de las votaciones. De Peña Gómez debemos decir que en su autobiografía oficial se negó a reconocer su origen haitiano. Muy amigo de Felipe González, murió en 1998. Postdata: Leonel Fernández en su segunda reelección ha vivido un acercamiento a paradigmas más emancipatorios en el contexto latinoamericano, acercándose son sus matices, claro está, a los postulados del bolivarismo de Hugo Chávez, siguiendo la estela de la Cuba castrista, la Bolivia de Morales, el Ecuador de Correa, la Nicaragua de Daniel Ortega “de nuevo”.

martes, 29 de septiembre de 2009

REPÚBLICA DOMINICANA 9

En el Centro Cultural Poveda

El Centro Poveda se haya en la Zona Colonial, en el barrio de Ciudad Nueva. Se trata de un edificio muy bonito, efectivamente de tipo colonial. Pilar nos está esperando para presentarnos a los demás trabajadores del Centro con los que vamos a mantener una reunión.

Como ya había dicho, Pilar lleva más de año y medio trabajando en Santo Domingo. Desde que empezó aún no ha tenido vacaciones ni ha vuelto a España, porque efectivamente es española. Además es miembro del núcleo duro de la Institución Teresiana. Parece ser que se ha integrado mucho en la realidad dominicana y sus conocimientos sobre el país nos deslumbran. Su carácter es el propio de una persona que es consciente de su rol en la sociedad que habita: disciplina, ejemplo y orden. En esta ocasión coincidimos con la visita de dos monjas españolas más que están de paso porque se encuentran trabajando en la frontera haitiana con los inmigrantes que vienen a trabajar la caña.

La charla de las monjas es agradable. Nos hablan de la cultura del país. Nos dicen que es una mezcla de la cultura autóctona, la de los indios taínos, prácticamente exterminados por los españoles, con la misma cultura de los colonos, y la africana, proporcionada por los esclavos que llegaron a la isla. La República Dominicana ha gozado de un proceso de mestizaje plasmado en su sincretismo religioso y la integración de diferentes tradiciones adoptadas como propias. De aquí que proliferen en la isla numerosos estudios antropológicos sobre “el ser mulato”. Destaca la obra de Pedro Enríquez, El castellano de Santo Domingo, que se ocupa de las variantes dialectales de los dominicanos. Enríquez llega a la conclusión de que muchas voces de origen taíno se han conservado pese al exterminio y al suicidio colectivo que la conquista provocó. En la vida cotidiana de la isla lo que más se conserva de origen indígena es el sentimiento colectivista. La solidaridad entre el pueblo dominicano es un sentimiento muy arraigado, como también lo es una fuerte seña de identidad. El carácter viene marcado por el clima y las relaciones informales, abiertas y espontáneas que se producen entre los individuos. La alegría que inunda muchos rincones de la isla se transmite en el “vivir para afuera”, aunque exista paralelamente una tristeza contenida que resume los años de sometimiento y la pobreza actual del país. Por ello, se dice de la República Dominicana que es un país contradictorio: ante la aparente tranquilidad también existe una sangre caliente que hierve y que puede hacer explotar cualquier situación en cualquier momento. No en vano, la leyenda de la rebelión contra los españoles del indio Cimarrón se ha transmitido oralmente a lo largo de los siglos.

lunes, 28 de septiembre de 2009

REPÚBLICA DOMINICANA 8

La ciudad de Santo Domingo a mis pies

En las calles de Santo Domingo se palpa perfectamente una mezcla de subdesarrollo y de modernidad que experimenta el país a ráfagas, todo ello impregnado de un aroma caribeño previo a todo avance técnico posible. El teléfono móvil o el “busca” (también llamado “beeper”) se encuentra aquí en cada esquina, pero también en cada esquina hay un “frío-frío”, una especie de triciclo que sirve para transportar barras de hielo con las que enfriar los jugos. En Santo Domingo también hay aparentemente buenos coches o “carros”, aunque, dicha la verdad, muchos habían sido buenos carros en otra época y ahora sólo hacen que arrastrarse por el asfalto. Son más milagro que vehículo. En Santo Domingo he visto mis primeros Chevrolets, Chrislers, Rolls-Royces… Predominan los Ford, a la vez que las marcas japonesas del tipo Nissan, Dayatsu, Datsun, Mitshubishi… Pocos europeos: algún Peugeot, Fiat o Renault. Llegamos tarde a la lucha por el mercado latinoamericano. Negocios muy sofisticados conviven con los “alquiladores” de electrodomésticos, por días o por horas. Existe un caos circulatorio inexplicable y medios de transporte para todos los gustos: desde taxis tradicionales a “conchos”, “motoconchos”, motos que a penas se aguantan en pie, “coladoras” o microbuses, autobuses y “banderitas”, antiguos transportadores de colegiales o soldados norteamericanos, vendidos de tercera o cuarta mano o, incluso, regalados, rancheras, camionetas, carros de alquiler para turistas (“rent a car” se lee por doquier), etc.

Pero si algo realmente contrasta con la mayoría de los barrios marginales son algunas urbanizaciones lujosas, residencias de políticos, músicos o extranjeros. Voy a dedicarme a hablar primero de los primeros. Convive el desorden y la anarquía en la construcción de los habitáculos, en la mayor parte barracas de madera, con el estilo de vida dominicano al aire libre. En la calle se organizan reuniones, se juega al dominó (deporte nacional del país, tras el béisbol), las tiendas están llenas. Es en barrios como Los Guandules, Gualey, Sabana Perdida o Cristo Rey dónde se produce el fenómeno del “chiripeo”.

Existen otros barrios como Guachipulín, La Casita o La Ciénaga, que casi no son considerados por la administración, no existe ni el “chiripeo”, todo es miseria y dificultad. A partir de las seis de la tarde es mejor no pasear por allí. Hay gente que se pasea con pistolas colgadas en el cinturón. No existen las calles, ni el tráfico, pero sí las aguas negras y el problema de la basura que se acumula. He aquí un símbolo de la globalización económica que estamos viviendo: la empresa estadounidense Attwoods está contratada por el Ayuntamiento para limpiar las calles y recoger los residuos de la capital, pero como no cobra porque no hay dinero, porque se necesita para pagar los intereses de la deuda contraída con los países más ricos, pues no cumple con su cometido. Además, encima, se permite explotar a sus trabajadores. El Representante del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha opinado que la situación alcanza el dramatismo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) deben reírse a sus espaldas. En la prensa local se habla mucho de imitar a los “tigres asiáticos”. ¡Qué engañados que están! ¿Quién pagará esos artículos? ¿Por qué se escribirán los mismos?

Como en casi cada ciudad con pasado colonial, más en el caso de Santo Domingo, la primera gran ciudad del Nuevo Mundo, existe un centro histórico que intenta conservarse pese al paso de los años y la polución. Colón llegó primero a San Salvador (las actuales Bahamas) para luego fundar La Española, hoy en día suma de la República Dominicana y Haití, antes Quisqueya. En 1496 la ciudad de Santo Domingo fue fundada por Bartolomé de Colón. Poco más tarde Diego de Colón fue proclamado primer Virrey de América. Nicolás de Obando sería el primer Gobernador de la isla. Y de aquella época aún se conserva la Puerta de El Conde, inicio de una importante calle comercial; el Parque de la Independencia con el Panteón a la Patria en el centro, rebautizada y remodelada; la Catedral de Santa María, con elementos góticos y renacentistas, primera y primada de América; y a su lado, la Plaza de los Curas, muy española; el Alcázar de Colón, residencia del Virrey; la Fortaleza de Santo Domingo se encuentra en la Calle de las Damas frente a la desembocadura del río Ozama; la Casa del Cordón; la Calle del General Luperón; y muchísimas iglesias y capillas como si esto fuera Cádiz o Sevilla; más fortines y plazas; la Avenida Duarte; la Avenida del Puerto con el Reloj de Sol; y un largo etcétera.

Existe otra parte de la ciudad en dónde se concentran las grandes avenidas y zonas de tránsito en la zona de Bolívar, John Fitzgerald Kennedy, Nicolás de Obando. Pasando por la Avenida España, América, el Acuario y la Zona Franca industrial, se puede salir hacia el Aeropuerto, que está a unos treinta quilómetros de la ciudad, y más lejos llegar a la playa de Boca Chica. Si nos quedamos en el centro y vamos de visita debemos dirigirnos obligatoriamente por la Avenida 21 al Faro de Colón, la obra faraónica de Trujillo y Balaguer, pasando por la Avenida de los Estados Unidos y el Mirador del Este.

La ciudad, a grandes rasgos, se divide en dos partes, entre las dos orillas del río Ozama, las que son conocidas como Zona Norte o Zona Sur. La Zona Norte sería la que yo habito, la de Gualey, Los Guandules, la 17, 27 de Febrero, Los Río, Sabana Perdida, y los Puentes Sánchez, Mella y Duarte. Dicha zona también cuenta de una parte litoral que termina con el muelle turístico y el Puerto de Sans Souci. En la otra orilla del río, tenemos los barrios de Luperón, Mejoramiento Social y Cristo Rey por un lado, y Villa Consuelo, Villa Juana y Villa Francisca por el otro. Es una zona más urbana e incluso más ordenada.

Finalmente la zona chic de la ciudad se construye en torno al Club Deportivo de Arroyo Hondo. Allí tenemos el Parque Mirador Norte, el Parque Zoológico, el Jardín Botánico, el Cementerio Nacional, el Hipódromo, el Centro Olímpico con el Estadio de Béisbol Quisqueya, el Parque Mirador del Sur, las Oficinas del Gobierno, el Centro de los Héroes y el Santo Domingo Country, que años atrás se había convertido en el Club privado de Trujillo. No podemos dejar de mencionar el preciso Malecón de Santo Domingo, dónde se haya la Secretaría de Estado de Turismo, y en cuya prolongación nos encontramos la mayoría de residencias y hoteles de los turistas que visitan el país.