sábado, 24 de septiembre de 2011

OLIVER KLEIN EN BOOKS.GOOGLE

Biblioteca personal en el espacio virtual

Chiapas ante el mundo: la ultima encrucijada de América

Oliver Klein Bosquet - 2000 - 136 páginas

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viernes, 23 de septiembre de 2011

PRIMAVERA ÁRABE, VERANO MARROQUÍ

Reflexión personal sobre la situación política de Marruecos (Verano del 2011)

Punto de partida
Para tener una imagen clara y nítida de Marruecos, éste es el país dónde aún cuando pasea el Rey todo el mundo se abalancha sobre él para besarle la mano, sobre todo las autoridades; al mismo tiempo Marruecos es el país dónde en los últimos años están pasando muchas cosas, sobre todo desde la subida al trono del joven Mohamed VI hace doce años, a lo cual debemos analizar si ello se produce en la dirección de reducir su pobreza endémica y facilitar una mayor democratización y modernización de sus infrastructuras y finanzas públicas. Resumiendo: la imagen de Marruecos hoy en día es el contraste de la foto del monarca atabiado a la forma tradicional en el día de la investidura de su nuevo Parlamento, a la vez que es el sueño realizado de construir un tranvía ligero que circula desde hace unos meses entre las ciudades de Rabat y Salé.

Contexto
Para entender qué representa Marruecos en su contexto geopolítico del Magreb, deberemos observar cómo los medios de comunicación, los mismo que antes silenciaban, hoy se refieren a los antiguos presidentes “amigos” de Túnez, Ben Ali, o de Egipto, Moubarak, como “déspota” y “sátrapa”, respectivamente. En general, se puede ver escrito, leer y escuchar a los propios marroquís, menospreciar ahora a los “dictadores” de los países hermanos árabes y musulmanes, que ya existían y han oprimido a sus pueblos desde hace décadas, a los cuáles hoy parece haber llegado su fin. Efectivamente, lo dicho sería impensable hace sólo unos años. Ello y la valentía de unos pocos, entre los cuales la prensa independiente, a lo que hay que sumar una monarquía con un “nuevo concepto de autoridad”, que quiere huir del recuerdo de los tiempos de Hassan II, han hecho posible la presencia de manifestaciones de muchos ciudadanos en todo el territorio del Reino, con una policía, salvo excepciones, complaciente y relajada, desviando la mirada ante los sucesos. Ésos precisamenteno son más que nuevos ámbitos de participación y de apertura política que no sabemos exactamente hasta dónde nos pueden llevar.

La vía marroquí
En 1999 un “nuevo Rey”, con un “nuevo concepto de la autoridad”, como decíamos antes, anunciaba profundas reformas económicas y sociales. Muy rápidamente era capaz de ponerlas en marcha al mismo tiempo que empezaba a predicar una mayor democratización del sistema político imperante. El espejismo de confiar sinceramente en la capacidad de transformación del “Rey de los Pobres”, contradictoriamente un monarca joven y moderno al cual se ha visto con la jet set del sur de Francia y gusta practicar el jet ski en el río Bouregreg cerca de su residencia y del nuevo puerto que para el mismo fin ha construído, puede convertise en algo vago y difuso por el mismo reconocimiento de que quizás su propio persona o figura no tenga la suficiente fuerza o genere el suficiente consenso para ir más allá, que es seguramente lo que la mayoría del pueblo llano quisiera. Así pues el balance de los cambios emprendidos puede ser relativo, confirmándose su buena voluntad pero también observando la resistencia de una trayectoria de control social demasiado fuerte que parece imponerse.

Citemos pues un ejemplo: con una de las primeras medidas adoptadas desde palacio, la moudawana, o sea el nuevo código de la mujer, se puede concluir que los cambios no han sido tanto en cantidad como en calidad, lo que seguramente en un futuro habrá representado un primer caminar hacia la dirección positiva (aunque los índices con que aún contamos nos aseguren que la diferencia entre hombre y mujer sigue manteniéndose). Otro factor a tener en cuenta: la crisis financiera internacional ha llegado más tarde y ha sido más ligera que en el centro del mundo capitalista aunque ello no pueda evitar hoy que la economía del país empiece a decrecer después de la consiguiente reducción de la inversión extranjera y la entrada de divisas de los autóctonos residentes en el extranjero. Marruecos sigue siendo el país en el cual, al mismo tiempo que se construye el tramway o club náutico del Bouregreg, se promocionan la zona logística marítima de Tánger Med, así como las inversiones de parques eólicos y autopistas, se pueden llegar a utilizar los camiones de las brigadas municipales para objetivos de talante privado previo soborno de cien dirhams o invitación a desayuno para sus responsables.

Las propuestas en el terreno económico deberán de forma obligada detenerse en beneficio de la aceleración de los conceptos a favor de un cambio político implícito. En una estrategia de antelación incluso anterior al desarrollo rápido de los acontecimientos en el Norte de África del primer semestre del 2011, existe el “Partido del Rey”, llamado Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM), una especie de UCD española creada para la ocasión, bajo el amparo de quién realmente decide, los poderes fácticos del lugar, debería ser quién condujera el barco de la transición democrática en el territorio alauita.

Caldo de cultivo
En cualquier caso, hablando de Marruecos, tampoco se pueden obviar o dejar de analizar los antecedentes de los antentados terroristas contra la Casa de España en Casablanca y el Café Argana situado en la turística Plaza de Jemma Elfna de Marrakesh, a lo que la “autoridad” casi siempre ha respondido con bastantes garantías y ha representado un auténtico freno ante el riesgo de la islamización radical temida por occidente en su orilla del sur. Algo parecido ocurre con la inmigración ilegal procedente de sus costas.

Cuánto al cambio del cual tanto hablamos se comentan las posibles alianzas entre islamistas y partidos radicales de izquierda, tildados aún de “comunistas”, con las reivindicaciones de los jóvenes, fundamentalmente universitarios del Movimiento 20 M, aunque realmente no respondan a una misma lógica, pese a encontrarse en el camino, ninguno de los tres grupos. Todos son los “indignados” o “contestatarios” ante la situación de la cosa o causa marroquí, como “indignados” hay en España, bajo el lema de Stephan Hessel, pero cada uno aportaría soluciones demasiado diferentes que hacen harto difícil conformar una entente suficientemente válida.

Los “comunistas” son demasiado débiles; los “jóvenes”, pese a que han gozado de las simpatías de un espectro amplio de la población que les reconoce su valentía en la iniciativa, en cualquier momento pueden deshincharse; aunque todo el mundo sabe que los que llevan bastante tiempo preparando su terreno como para ser tomados muy en cuenta son los “islamistas”; tanto los “moderados” del Partido Justicia y Desarrollo (PJD) que ya han entrado en el juego político con las pertinentes restricciones reales, como los “radicales”, ilegalizados hasta la fecha para la concurrencia electoral, aunque tolerados, de la organización Justicia y Caridad. Ellos son los que realmente mobilizan a la población de base y los que pudieran favorecer un vuelco electoral, no deseado por el poder oficialista, de presentarse con todas sus bazas.

¿Quién se atrevería años atrás a promover la ruptura del ayuno durante el mes sagrado del Ramadán o a seguir con las protestas el mismo día de la Celebración del Trono? Yo estoy convencido de que entonces nunca se hubiera mantenido una pancarta con el lema “Abajo con la dictadura” más de medio minuto en cualquier zona urbana, lo que en estos días está pasando. Ciertas cosas, que nunca antes se habían tocado, se discuten ahora en los cafés y en las calles en diferentes modelos de intensidad contrastados. ¿Llegará cuándo alguien deje de besar la mano al Rey? ¿Se presentará en una futuras elecciones “democráticas” un frente amplio islamista de forma cohesionada y organizada? ¿Cuál será la decisión última del Rey al respecto? ¿Cómo reaccionarán los que se benefician de la perpetuación del régimen?

Cronología
El vendedor ambulante tunecino Buazizi se inmolaba ante una comisaría de la gendarmería el pasado 14 de enero. Túnez se alzaba, y le seguían Egipto, Libia, Siria, Yemen, Bahrein… con movimientos amplios de protesta igualmente en Argelia, Jordania y Arabia Saudita. ¿Qué ocurría mientras tanto en Marruecos? Jóvenes, que desde hacía años protestaban mediante las nuevas tecnologías, se organizan y son capaces de organizar el Movimiento 20 F, nombre debido a su primera exhibición de fuerza en las grandes ciudades del país el pasado 20 de Febrero. Desde del Norte siempre protestón, hasta Marrakesh, pasando por las capitales Rabat y Casablanca las protestas por una “democracia auténtica” y “contra la corrupción y la injusticia” se suceden durante unas semanas, siendo las actividades violentas de Al Hoceima y algunos sucesos en la capital económica, Casablanca, los actos más destacables.

Ante la presión de los eventos árabes y del 20 M, Mohammed VI, también conocido como M6, anuncia una reforma constitucional profunda en un discurso televisado sólo al cabo de unos pocos días de lo ocurrido en el epicentro de las protestas, o sea el 9 de Marzo. Se inicia un proceso tutelado de aparente transformación que acabará llegando mediante una carta otorgada que se publicita con una extrema velocidad.
El 17 de Junio se da a conocer dicha propuesta de reforma constitucional, realizada por la Comisión Menouni , que se pasará a votar por referéndum y quedará aprovada el día 1 de julio. Es evidente el temor a retrasar más decisiones que pueden ser aún aceptables. Más vale pues ceder a tiempo y aparentar. El día 30 de Julio, en otro discurso televisado, el Rey anuncia la celebración de Elecciones anticipadas que seguramente se concretarán en el mes de octubre.

Entre los contenidos más destacados que aporta la nueva reforma cabe señalar el paso de una monarquía ejecutiva a una monarquía representativa y constitucional, lo que quiere decir que el Rey aceptará la conformación de gobiernos y asambleas legislativas directamente elegidas por sus conciudadanos. También se abre la puerta a una futura organización territorial que tienda mayor espacio para facilitar una salida al conflicto saharaui o bereber. En definitiva se toca algo profundo del sistema instalado desde la indepencia como es que el “Príncipe de los Creyentes” abandone sus prerrogativas más religiosas para concentrarse en reinar sobre lo terrenal, lo cual quiere decir no gobernar tanto y dejar que lo hagan los elegidos, quién sabe si el PAN de su amigo de infancia escolar Fouad Al Himma.

Conclusiones
Según mi criterio nada parece que vaya a cambiar esencialmente en Marruecos. Quizás el título más adecuado del levantamiento marroquí sea el de “Revolución Tranquila”, lo que deba servir para cambiar algunas de las personas (o los partidos políticos) que hasta el momento han dominado, pero para nada atacar el sistema en su máxima sustancia (el grupo de apellidos familiares y servidumbres militares, económicas y políticas que obtienen sus privilegios junto al Majzén real). Los especialistas coinciden en el hecho de que si una revolución acaba siendo demasiado tranquila académicamente no deba poderse calificar como tal.

Personalmente me inclino por apostar que el camino escogido resulta a favor de un “continuismo en el cambio” que tiene ciertas incertidumbres y riesgos expresados por los miedos de una misma población marroquí expectante de los periódicos, el facebook y Al Jazzera. El continuismo en el cambio no es, ni mucho menos, algo malo en sí mismo, ni yo mismo pretendo criticarlo, en todo caso, existen desde mis análisis particulares, demasiadas incógnitas en el proceso que pueda llevarlo hacia los buenos resultados, pensando siempre en el beneficio de una mayoría amplia de la población.

Sin duda alguna, convengo que parece ser que no se pueden llevar a cabo reformas más profundas que conduzcan a un cambio más radical de paradigma sin unas decisiones que pongan en crisis el sistema real de privilegios concentrados en manos de unos pocos.
Mientras mi hermano Mohammed siga recibiendo los mensajes de la famosa cadena catarí a su teléfono móvil anunciando las novedades de los frentes de Sirte, en Libia, o de Homs, en Siria, algo se cuece en su propio país, y según el mismo grado de cocción o especies con que se condimente, pueden resultar diferentes sabores y digestiones.

La calle dice que, en el mismo país de grandes avances en infrastructuras, que contradicen los grandes déficits en los sistemas básicos educativos y de salud (clasificado en el número 130 según el Índice de Desarrollo Humano del PNUD), al mismo tiempo que algunos presos políticos o periodistas críticos, como puede ser el popular Rachid Niny, acaban saliendo (esperemos!) de las mazmorras, otros corruptos y traficantes no entran jamás en ellas.

Hogra y harraga ya ha habido suficiente. ¿Hasta dónde llegará el tan peculiar Marruecos?