sábado, 7 de abril de 2012

NICARAGUA 1997 / Capítulo 54

DE OLIVER PARA LA ESCUELA DE “LOS QUINCHOS”

“Con mucho Amor”.


¿Cómo voy a olvidar los zanjones de lodo de los asentamientos?

¿Cómo voy a olvidar a los chamaquitos y a los chavalos del Barrio de San Judas?

Como no, pensaré en las canciones, en las mujeres, las calles, hermanos, compañeros, profesores, trabajadores, vecinos, guaguas, el polvo, y el calor de la capital Managua.

Cómo podría olvidar pues a toda esa gente que además es mi gente.
Hombres y mujeres duros como la piedra, humildes como los que más,
Que viven con todo encima cayéndose y que entienden lo que viven que es tan duro como ellos.

Hombres y mujeres que pasean sus cuerpos semidesnudos y mojados por la tormenta y el aguacero
De cada tarde, luchadores ante todo, vencidos, pero jamás callados.

La miseria es triste pero más triste es no darse cuenta de nada y vivir como si nada.

Somos pobres y vivimos entre prostitutas, pandillas, violentos, delincuentes, alcohólicos y drogadictos,
Y seguimos siendo nosotros mismos, como yo soy un poco de todo.

Y entonces, ¿cómo voy a olvidar la Revolución perdida de un país insignificante?

¿Cómo voy a olvidar el valor y la gallardía de todo un pueblo que, a veces, como yo, se engaña?

El cangrejo de Nicaragua es como la vida misma, como mi propia vida.

Pero hoy, yo he observado, o más bien, me he emborrachado de observar y compartir
Tanta ternura y amor que existen, entre tanta mierda impuesta.

Cuando el que menos tiene, da, da dos veces, una de ellas con el corazón.

Por eso, debemos conservarnos, nunca olvidar, aprender y resistir, cada día, a cada paso.

Como no, General Sandino y Carlos Fonseca Amador, Ustedes son mi Nicaragua,
Yo les admiro profundamente, y no les voy a olvidar.

(Publicado en El Nuevo Diario, Managua, Nicaragua)

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